lunes, 20 de julio de 2009

La culpa es del chancho


Por: Jesús Porrúa (*)


En la tarde del 28 de Junio muchos notamos que la mayoría de las advertencias que le habíamos expresado al gobernador sobre el riesgo de formar parte de una lista en carácter de testimonial podría significar, no sólo para el propio Scioli, sino para toda la Provincia que iba a estar comandada por un gobernador sin legitimidad. A punto de cumplirse un mes del acto electivo, la derrota de los K parece no tener dueño dentro de las filas del oficialismo.
Cronología de los hechos: El 28 de Junio, mientras esperábamos que el ex presidente o el gobernador bonaerense salieran a expresar una lectura sobre el significado del resultado de los comicios, a cambio, nos encontramos con un silencio que se perpetúo hasta el presente.
Luego vimos a Cristina Fernández, en su carácter de presidenta, hacer una lectura de los hechos minimizadamente. Fue a lo largo de una conferencia de prensa atípica, en dónde los periodistas no le pudieron realizar más de diez preguntas, y en donde y como de costumbre, ella contestó lo que quiso y como quiso, porque tampoco dio margen para la repregunta. A lo largo de esta presentación, la presidenta se atrevió a decir “perdimos por dos puntitos”, levantó el segundo lugar obtenido por Pino Solanas en Capital Federal, y mencionó cifras que demostraban que el Frente Justicialista para la Victoria había realizado una gran elección.
Nunca expresó que la lista que encabezó su esposo ganó solo dos secciones de las ocho que conforman la provincia de Buenos Aires. Lógicamente porque los Kirchner no aceptan las derrotas, básicamente porque no conciben que alguien les diga que lo que están haciendo está mal. Pero ocurre que esta vez habló el pueblo, no la oposición ni el campo.
En un intento de limpiar su nombre de la derrota se los vio acusando de traidores a intendentes del conurbano, recuperando el mismo papel de víctima que inauguró Cristina en su discurso sobre que por ser mujer le iba a costar más y que supo explotar al máximo ante el voto no positivo de Cobos y la protesta del campo definida por ella como “golpista”.
Luego la culpa fue de Massa y se lo invitó a salir del gabinete, más tarde vino una reestructuración de funcionarios que sólo sirvió para maquillar la gestión y ahora el culpable, también es Scioli, porque algo habrá hecho mal para perder en su Provincia.
Scioli se encuentra cuestionado por el PJ provincial desde donde le piden la renuncia a la presidencia del partido, gobernando una provincia en llamas, azotada por la pandemia de la Gripe A, con fugas dentro del gabinete provincial. Acusado por denuncias efectuadas contra el Interventor de Loterías y Casinos.
Obsecuente como siempre ante la política K, Scioli puso en marcha la misma receta que en la Rosada: llamó al diálogo y planea cambios de funcionarios.
Kichner ahora busca establecer un nuevo armado dentro de sus filas, mientras el PJ bonaerense se encarga de cargar su artillería pesada contra Scioli y así se encuentra elaborado un nuevo enemigo para arrogarle la culpa sobre la crisis económica y sanitaria que atraviesa el país.
Antes fue la crisis financiera mundial, excusa sobre la cual se escudaron para adelantar las elecciones usando, en realidad, como parámetros unas encuestas que semana a semana demostraban que la imagen positiva de los Kichner iba cayendo. ¿Será ahora el turno del chancho?, probablemente sí, porque la manera de proceder los K no deja margen para otra hipótesis. Nadie puede imaginar a la presidenta explicando por qué luego de las elecciones se informó a la ciudadanía sobre el riesgo real que la Gripe A implicaba y por qué de un día para otro los números de infectados crecieron significativamente.
Resulta que ahora, la culpa ahora es del chancho, y pensar que crecimos creyendo que la culpa no era de él sino del que le daba de comer.

(*) Presidente del bloque de senadores de la UCR. Provincia de Buenos Aires.

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